Posts Tagged ‘aventuras de una mexicana en París’

Un capricho disfrazado de amor: la belle et le petit jeune

« El amor es la emoción más compleja. Los seres humanos son imprevisibles. No hay lógica en sus emociones. Donde no hay lógica no hay pensamiento racional. Y donde no hay pensamiento racional puede haber mucho romance, pero mucho sufrimiento ». Woody Allen

Son las 23H30 y el fuerte viento de invierno parisino juega con mi vestido largo de color negro diseñado para dejar ver mi espalda desnuda. Trato de afianzarme al piso, pero mis tacones de aguja italianos le ayudan al viento a divertirse conmigo.

Acabo de llegar a una cena networking y Xavier (quien se propuso para llevarme a mi evento y luego pasar por mí) aprovecha ese viento a favor para tomarme fotos que salen a pedir de boca.

Una vez que finaliza la sesión espontánea, mi instinto me hace voltear a la derecha. Giro y me percato de la presencia de Roberto. Sus ojos tornasoles se han convertido en negros. Pareciera que quiere fulminarme con la mirada.

Tiene 23 años y ya ha experimentado su primera “¿decepción de amor?”. Ese « amor » que decía sentir se ha convertido en odio (según mi percepción)…. Pero, ¿cómo?

Todo comenzó hace un año y unos meses. Recién llegaba a la agencia (casi 09H40am) y en el pasillo me topé con ese francés con raíces portuguesas  (por parte de su madre) e impulsividad de español (herencia de su padre).

– Hola – fue lo que le dije al igual que al resto de mis colegas, mientras seguía recorriendo el pasillo con mis tacones de aguja, para llegar a mi puesto y comenzar a trabajar. Él, como buen heredero de la cultura iberoamericana, se levantó de su asiento para extenderme la mano y presentarse.

Su manera educada y esos ojos verdes-grises…. Esa sonrisa de niño y esa piel mate y su espontaneidad, también me sacaron una sonrisa. Su edad me hacía pensar en mi hermana la más pequeña.

Con timidez absoluta, pero con su habilidad hispano-francesa-portuguesa poco a poco se fue acercando a está latina. Sobre todo que se le daba bien eso de hablar y hablar y hablar… pese a que sus conversaciones carecían de contenido. 

Cuando no me hablaba para saludarme y chulearme a mí y mis outfits, era para mostrarme en su teléfono alguna página de restaurante latino que había hallado en Instagram, era para mostrarme que él también seguía las noticias de Shakira.

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Los amantes platónicos: encuentro tardío

«Justamente ahora, irrumpes en mi vida, con tu cuerpo exacto y ojos de asesina. Tarde como siempre, nos llega la fortuna. Tú ibas con él. Yo iba con ella.  Jugando a ser felices por desesperados. Por no aguardar los sueños. Por miedo a quedar solos»… Ricardo A. 

Dedicada a todos los que tienen una pasión carnal frustrada.

***

 

Es casi media noche. Salgo de la estación de tren Rive Droite.  Estoy exhausta tras un día de trabajo, ejercicio intenso y una noche de charla-aperitivo en un bar ubicado en el corazón de París.

Pienso en los 700 metros que debo caminar aún para llegar a casa.  Xavier  está de nuevo de viaje de trabajo. Prometió que faltan sólo dos días para su regreso. “Y no más desplazamientos largos este año, mi vida”, dijo.

Pienso en esa y otras promesas, otras palabras y halagos de «mi amor tranquilo», (quien dice que trabaja mucho para consentir a su « muñeca Barbie mexicana ») pero la estampida de personas que sale al mismo tiempo que yo de la estación me saca de mi trance. Desciendo la rampa que me lleva a la calle principal (sigo entre toda la gente que se empuja para avanzar) y entonces veo a Philippe a lo lejos al lado de su FIAT rojo. Me “escanea” con su mirar azul y se pone su saco veraniego color arena. No porta cubre bocas, hace mucho que no lo usa. Está desenmascarado. Después de todo, la ciudad «no Gótica» no conoce el rostro de mi súper héroe. Nadie sabe que mi Batman solo ha revelado su identidad a esta mujer latina.

Camino hacia mi Batman con gracia y tan rápido como mis flamantes tacones de «aguja magnética» de 10 cm de altura DKNY me lo permiten.

– Mais dis donc, tu es très fort (no, bueno, pero que audacia la tuya). Te dije que tomaba esta línea de tren para llegar a casa pero nunca dije a qué hora y… Llego y aquí estás.

– Je savais vers quelle heure tu serais là pour marcher jusqu’à chez toi… et  en plus je t’ai reconnu toute suite dans la foule. Pas difficile de reconnaître un ange en talons d’aiguille.  Et en plus dans le train qui arrive en retard, en retard, tel comme tu es arrivée dans ma vie.  (Yo sabía más o menos a qué hora llegarías a la estación para después marchar hacia tu casa. Entonces, vine y… de repente ahí estabas; te distinguí en seguida entre la masa de gente. No fue difícil de reconocerte, destacas entre todos y te mueves como un ángel en tacones. Y… además fue fácil porque venías en el tren que llega siempre en retardo. Siempre tarde, tarde, en retardo, tal como llegaste a mi vida).

– Y además de ser un “ángel en tacones”, ¿cómo me distinguiste entre “la masa”?

– La elegancia, el exotismo, ese vestido estampado de tirantes escotado en la espalda que invita al paraíso- respondió.  – ¿Subes al auto? Eso te va a evitar caminar 700 metros. Es mejor, ¿no? – dice y abre la puerta derecha de su “nave” para que yo suba.

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