Mi persona favorita es un campeón

“No puedo pensar en ninguna necesidad en la infancia tan fuerte como la necesidad de la protección de un padre”, Sigmund Freud. 

 

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« My love has got no money, he’s got his strong beliefs. My love has got no power, he’s got his strong beliefs. My love has got no fame, he’s got his strong beliefs. My love has got no money, he’s got his strong beliefs… Freed from desire… mind and senses purified, freed from desire », la canción de la artista Gala retumbaba en los muros de la
Arena Paris Sud, situado en Porte de Versailles. Era el 9 de agosto de 2024 y tras una semana un poco particular, Yo comenzaba mis vacaciones de verano asistiendo a la competencia final de halterofilia femenil. Sí, en los Juegos Olímpicos de París 2024.

Egipto, Rusia, Nigeria, Ecuador, Colombia, Estados Unidos, Francia… Las mejores contendían por el oro en la categoría de 71 kilogramos. La batalla comenzó a las 19:30 Hrs. Ni más ni menos. Trás dar cada una de ellas lo mejor de sí en el pódium, fue la estadounidense Olivia Reeves quien se llevó a casa la medalla de oro, levantando 262 kilogramos.

La plata fue para la colombiana Mari Leivis Sánchez con 257 kilogramos; mientras que el bronce fue para Ecuador, con 256 kilogramos.

Ver a una Olivia Reeves llorar tras haber mostrado un rostro imperturbable durante la prueba de arranque y envión, me llenó de conmoción. Esa campeona, desconocida en apariencia, así como sus homologas de otros países, me hizo pensar y comprender aún más a mi persona más importante y más querida : Miguel Ángel López Rojas, un hombre que desde muy joven se inició a la halterofilia, su pasión.

– Diríamos que dura solo unos segundos, pero hay que pensar en tooooodo el trabajo que hay detrás de esta competencia. Son horas de entrenamiento, de preparación-, interrumpía mi amigo Eduardo mi flash back, quien al mismo tiempo fotografiaba y aplaudía a Reeves y a sus homologas. Ellas posaban para la foto, mordiendo sus respectivas medallas.

– Es cierto, Edouardo. Es una cuestión no solo de fuerza y rapidez física. La concentración, la fuerza y capacidad mental que se debe tener, mucha disciplina… Es realmente un deporte que no cualquiera puede practicar – respondí mientras pensaba en Miguel Ángel, orgullosa.

Fue en esa competencia de los Juegos Olímpicos (JO) en las que no eran hombres, sino mujeres las que daban todos sus esfuerzos, la que me transportó a años atrás, esos años en los que mi Mamá María (mi Mamá, mi Mamita) y mi abuelito Nicolás  me mostraban fotos y medallas del pesista Miguel Ángel López.

Camagüey, Panamá, Venezuela, Nicaragua, Guatemala, Costa Rica… Estudios en Cuba, los panamericanos… los viajes eran sin césar. Desde 1968, Miguel Ángel y uno de sus hermanos, Sergio, su consentido, no dejaban de viajar. Se entrenaban en el Comité Olímpico de 09H00 a 14H00. La escuela era por la tarde.

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15 tips para combatir la ansiedad

Hola queridos, ¿cómo están? Espero que súper bien, disfrutando del verano. Déjenme contarles que el fin de semana pasado fui al cine y quedé realmente sorprendida. Emociones encontradas y ganas de llorar fue lo que sentí cuando vi la que se ha convertido en una de mis películas favoritas de Pixar: Vice-versa 2.

Si bien la primera entrega me conmovió mucho y me sacó las lágrimas, esta segunda en la que vemos nuevamente a Reily (ahora adolescente), me fascinó y me hizo recapacitar sobre un tema que nos invade a muchos adultos : la ansiedad y el positivismo.

Si ustedes vieron la peli, podrán comprenderme. Si no, les recomiendo que se hagan un tiempo y vayan a verla. No les voy a contar este largometraje, pero sí les cuento que con la adolescencia de Reily, llegan nuevas emociones a su vida: el aburrimiento, la envidia la vergüenza y la ansiedad.

Es ésta última, quien cobra mayor fuerza en el cerebro de la protagonista en inicios de la pubertad y destierra a las emociones primarias (Alegría, Ira, Miedo y Tristeza y Asco), quienes son suplantadas por las nuevas.

A medida que el filme avanza, es la ansiedad quien apoyada por el aburrimiento, la vergüenza y la envidia, quien toma el control de Reily. Claro que la película tiene un lindo desenlace, pero para ello, Reily tiene que comprender que no es dándole el control de su vida a Ansiedad, como ella va a tener éxito en su vida y relaciones sociales. Al contrario. Es calmando esa ansiedad y tomando las riendas de sus emociones como todo saldrá a pedir de boca.

Es esa moraleja la que me dejó pensando mucho. ¿Cuántas veces no dejamos que la Ansiedad nos gobierne? Nos adelantamos a pensar por los otros, a presentar los peores escenarios de una situación que aún no vivimos. Esa ansiedad, ese miedo, ese pensar por adelantado, ese pensar en el lugar de los otros es lo que muchas veces hace añicos una relación, un proyecto, nuestro bienestar emocional y, por ende, nuestra salud física.

En mi caso, no les escondo que al igual que Reily, he pasado por momentos en los que la ansiedad secuestra mis emociones primarias. También les confieso que la ansiedad se hace acompañar muchas veces de la angustia y en ocasiones me ha hecho pasar por momentos que lamento después lamento.

No, no. No estoy tratando de decir que la Ansiedad es  una villana. Para nada. Simple y sencillamente es un sentir que debemos aprender a controlar en vez de dejar que nos controle. Pero, “¿cómo?”, han de preguntarse ustedes. Quienes vieron al peli, pudieron observar que cuando Reily comienza a calmarse y confiesa a sus amigas cuál fue el origen de su desesperanza y malestar, pudieron observar que ese acto fue el que le permitió que sus emociones primarias regresaran para calmar esa Ansiedad (que ya estaba desenfrenada). Al volver la Tristeza, Realy pudo llorar y contar su Miedo en Turno. Fue la reconciliación con sus amigas lo que trajo de nuevo a la Alegría a tomar el control de las emociones.

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¡Suelta el pasado y disfruta de la vida!

«Podrías volver a despegar solo cuando te autorices a soltar esa liana que te ata a tu pasado. Necesitas realmente soltar lo que ya quedó atrás para avanzar y ver lo que está por delante», David Lefrançois

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“Ya vi que el pasado es un cero a la izquierda, solo es el futuro lo que se recuerda. Me quité lo que me pesaba. Ya me siento con fuerza”. La frase de una de mis canciones favoritas de Las Mujeres No Lloran,  último álbum de Shakira, no dejaba de dar vueltas en mi cabeza.

Era una mañana de sábado. Además de la música de Shakira, George recién perfumado y mis pensamientos eran mi compañía. Repetir y repetir la canción en el Apple Music me llevó a pensar en que la intérprete latina tiene la boca llena de razón.

Y es que, ¿cuántas veces no hemos pasado minutos, horas, días y hasta semanas enteras en pensar en el pasado? ¿Cuántas veces nos ha ocurrido que nos aferramos sin querer a reflexiones y recuerdos que lejos de ayudarnos a avanzar, intoxican nuestras almas y nos vuelven infelices?

Un botón para muestra. Hace unas semanas les contaba el caso de mi amiga Sandra. En su afán por seguir pensando en su ex Julien, ella no podía disfrutar del bonito restaurante en el que estábamos y de la hermosa vista que que teníamos. Y todo por estar pensando en su ex, quien además de haberla terminado por mensaje de texto, no había dado ninguna señal de vida. Mi amiga Sandra se perdió de degustar el delicioso plato que tenía para la cena, de admirar la iluminada pirámide de Louvre, de disfrutar del Café Marly… Es más, Sandra no se ocupó al principio de responder las llamadas de su Papá ni de escuchar mi conversación. Y todo por estar pesando en un pendejo que seguramente estaba bien contento haciendo su vida. Mi amiga sigue anclada al pasado. No suelta a su exnovio. Y eso le ha impedido avanzar y disfrutar las buenas oportunidades y momentos que la vida le ofrece cada día.

Sandra no es el único ejemplo. He de confesarles, mis bien queridos, que también he tenido mis lapsus brutus en los que una situación del pasado da vueltas en mi cabeza.

En una ocasión, fue también a causa de un ex y la forma tan cruda en la que terminó nuestra relación. Fue durante un buen tiempo que me torturé en estar pensando en esa ruptura. Pensaba en lo mejor que había tenido de esa relación. O sea, ¡pasaba mi tiempo libre a idealizarla!… a masacrarme el alma a causa del pasado. Cada que conocía a un hombre, no dejaba de compararlo a mi ex. ¿El resultado? Me daba miedo comenzar una nueva relación. Lo peor de todo era que ese ex no valía la pena. Narcisista, manipulador, abusivo, envidioso, sin escrúpulos y sin remordimientos es como hoy día yo podría describir a esa persona. Agraciadamente pude salir de ese lapsus concentrándome en lo que realmente importaba, en el presente y en continuar a materializar mis proyectos. En avanzar.

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El verdadero amor no caduca

Él siempre está conmigo. En los mejores momentos, en los peores, en el aprendizaje, en los triunfos, cuando todo sale mal 😔, cuando todo sale bien ☺️, en los días de lágrimas, en los días de risa, en la salud, en la enfermedad, en los días de vacas ‘gordas’, en los días de vacas ‘anoréxicas’, en el día a día y no solo en su día. 

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“Estoy cansada de buscar el amor. Cansada de encontrarlo y que después todo se haga añicos. Ninguna, ninguna de mis relaciones de amor ha durado nada. El amor no existe”, fue la primera frase que me dijo mi amiga peruana Sandra una vez que respondí a su llamada telefónica.

No tomé a mal el hecho de que mi amiga ni siquiera había utilizado un “hola” para iniciar la conversación, después de todo, se sentía triste, acababa de terminar con su novio francés, con quien había vivido durante algunos años. Estaba inconsolable, triste, en cólera, llena de rabia, de decepción, de desilusión, de desesperanza… En fin, todos los estados de ánimo de color gris la invadían.

Traté de calmarla y le propuse que nos viéramos en el Café Marly después del trabajo, ubicado en el corazón de Tuileries bajo las arcadas de Louvre, (lugar único e icónico de París ligado a la cultura y el lujo).

Una vez que nos encontramos en el café-brasserie que encarna el alma de Beaumarly, pedimos dos Spritz y… mi amiga comenzó  a contarme lo que había sido la “última temporada” de su tormentosa relación. Nada le importó que tuviésemos una de las mejores mesas de la terraza, con la mejor vista a la pirámide del Louvre, ella se concentraba en su dolor y en decir que “el amor de un hombre hacia una mujer no existe”.

– ¡Claro que sí existe. Solo que ahora estás decepcionada, pero verás que van a llegar a tu vida otros hombres, otros amores. Como dicen por ahí: “todo es ensayo y error”… hasta que lo bueno realmente llega.

-Tú lo dices porque tú vida es perfecta, Pal. Y en el amor, estoy segura que aunque no lo digas, Xavier es el hombre ideal, ambos se complementan.

-Creo que nadie tiene la vida perfecta. Ni siquiera Shakira. Pero, creo que el amor sí existe- insistí – tú misma lo has dicho, Xav y yo a veces nos enojamos. Ni yo soy una pera en dulce y él está muyyy lejos de ser un ángel. Pero, es verdad que hay un “no sé qué” muy fuerte entre nosotros.

Sandra se secó las lágrimas, sacó su teléfono portable para ver si Julien le había escrito para pedirle que regresaran o de menos para recrear contacto… Nada. Ninguna iniciativa madura y sería de la parte del tipito.

Decepcionada, Sandra pidió otro cóctel y a tanta insistencia, la acompañé con una copa de rosado.

-¿Ves? Ni un mensaje, nada, cero, me está ignorando para que yo lo busqué- me dijo mi amiga – a veces me envía mensajes intermitentes y a veces me ignora por días.

-¿Y tú crees que ésa es una persona que te quiere? Ni siquiera tiene el mínimo sindical de educación. Eso ya fue, ya caducó. El pobre tipo no sabe ni comportarse. Medítalo. Mírate al espejo y reclama siempre lo mejor para ti, tú no estás para tipos de “medio pelo”, como decimos en México. Va a llegar el bueno. Pero suelta a ese inmaduro. Avanza. Ninguna historia es igual a otra. Recuerda que en el universo nada se repite, más bien se evoluciona, se camina hacia delante – le dije, sin filtros y ya con mi copa  de Minuty Prestige a más de la mitad.

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Experiencia con Polène: cuando la amabilidad es un lujo

Ser una mujer auténtica y una verdadera amazona de productos auténticos no es fácil. Y si a esto le sumamos ser una latina, una mexicana que vive en París, todo se complica aún más. Y es que confieso que cuando se trata de elegir una prenda, un bolso, un alhaja… es más, lo que sea, siempre me gusta elegir objetos y prendas originales y genuinas que afirmen mi personalidad.

Es por ello que cuando vi la boutique de bolsos de mano y marroquinería de la marca francesa Polène, quedé seducida por dos de sus bolsos icónicos. Además de que el marketing de la marca está fuertísimo: un sitio Web limpio digno de los productos de diseño minimalista creados en irresistible cuero, redes sociales con fotos y textos impecables, identidad de la marca… yo quedé ¡wow!

“Le savoir faire au service de la créativité”, es el slogan que puede leerse en la cabeza del hermoso sitio Web en el que se pueden apreciar los bolsos en todos los colores gracias a las fotos de gran calidad y las vistas a 360 grados.

Además, bellas modelos de distintas nacionalidades vestidas de forma fresca y elegante luciendo las piezas de la marca con diseños concebidos gracias a la mano de obra española. Realmente una estrategia de marketing muy bien lograda, tanto que, como ya les dije, terminó por cautivarme justo cuando yo buscaba precisamente un modelo de bolso que cambiara un poco de mis Long Champ, Vuitton o Coach que tengo en casa.

“Esto es lo que quiero”, le dije fascinada a una amiga con quien fui a la tienda ubicada en el barrio del Marais en el 75004 de París el mes pasado.

El modelo Numéro Dix lisse en color negro fue del que enamoré. Un bolso de mano compacto 100% piel con un asa hermosa. Acabado refinado e, insisto, producto minimalista.

Desde ese día, la bolsa no salía de mi mente: además ya estaba invadida de publicidad en las redes (la labor de las cookies) y la música de la boutique sonaba en mi cabeza más que el último álbum de Shakira. No tardé en mencionarle a Maru (esposa de mi papá) quien validó la marca y… Una semana después el bolso ya estaba pedido.

“Convencido de la elegancia atemporal y de la autenticidad de las formas refinadas, Polène crea modelos que combinan minimalismo y carácter. La búsqueda de materiales de alta calidad y la elección de la fabricación artesanal forman parte de este enfoque de sostenibilidad”, era el texto que acompañaba la sección en la que se presentaba el bolso que acababa de adquirir.

Tras una semana de espera, recibí mi objeto del deseo. Además de haber pagado 470 € por un bolso que no es una marca de nicho, pero que presume de ser de calidad y que promete posicionarse entre las marcas francesas de lujo, fueron 9€ los que se pagaron por el envío (la marca usa las famosas guías de DHL). Para no hacerles el cuento largo, el día que abrí el paquete de mi bolso con la finalidad de estrenarlo para un día de trabajo y after work, la sorpresa fue sumamente desagradable. Mi bolso estaba rayado de la parte de atrás y además tenía la marca de un golpe (posiblemente había sido al momento de empaquetarlo, no lo sé). Me decidí a tomar una foto rápidamente y a enviar un mail a servicio a clientes, pero se me hacía tarde para ir al job.

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La magia de George : un amor fuera de serie

Mon George de moi.

« Todas las obras del hombre tienen su origen en la fantasía creadora. ¿Qué derecho tenemos entonces a la amortización de la imaginación? », Carl Jung.

 

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No recuerdo la fecha exacta, solo sé que era un viernes de un junio de 2018 muy soleado. El verano había llegado con todo. Mi amigo Paul y yo salíamos de una reunión en la que yo había obtenido el contrato para realizar la comunicación visual del bar y club de golf de moda de Aix-en-Provence, una pequeña ciudad de Francia bendecida por el Sol y los turistas.

Una vez que cerramos el trato con Olivier, dueño del bar Shakespeare, Paul y yo nos despedimos de él y su esposa Irina, una rusa que pese a tener casi la cincuentena se mantenía divina.

Para ser unos recién egresados de la maestría de comunicación, Paul y yo nos desenvolvíamos bien en el mercado. Festejábamos con saltos el gol que yo acababa de anotar gracias al trato firmado con Olivier.

-¿Vamos al dominio de Beaupré por champagne para festejar con la banda? – me decía mi amigo y pretendiente mientras apresuraba el paso para llegar a su auto.

-Sí, sería genial. Podemos invitar a Margot y Cyril. Ah, también a… – mi frase fue interrumpida cuando mi sentido del olfato fue seducido por el olor de la lavanda de Provence. El delicioso aroma me condujo hasta la boutique más violeta y tierna de la pequeña ciudad francesa. Folies de Provence (Locuras de Provence) era el nombre de ese sitio mágico. Apenas había puesto los pies en la tienda cuando mis ojos se clavaron en uno de los personajes más hermosos y tiernos que he visto en mi vida.

– ¿Lo quieres?- la frase que disparó Paul me hizo regresar al planeta Tierra.

– No, no. Está bien. Soy una adulta para tener un nounours color lavanda.

– No. No es una historia de ser niña o adulta. Mira nada más que hermoso es- me decía Paul mientras me mostraba la belleza, con la que me fasciné aún más al tocarla. Suavecito, de un olor delicioso, con una carita súper tierna.  ¿Cómo pasar de lado de tal belleza?

– No. No, – dije a Paul avergonzada e intenté salir de la boutique, mismo si aún estaba emborrachada de la deliciosa fragancia de lavanda.

– Paul se apresuró con la vendedora, quien no había dejado de sonreír y de decir que esa belleza era la estrella de la tienda y que hacía felices a mucha gente.

– Además, miren, tiene lavanda en las pompas, solo hay que frotarlo y la fragancia va inundar la pieza en la que se encuentre. – ¡Es realmente mágico! – decía la vendedora con la sonrisa.

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Noche de salsa, ligue, clichés y tonterías

“Tu es trop belle, mais vraiment tropp belle”… Depuis quand tu es en France? C’est pas trop dur le français? Et pour quoi la France?”… Algún parecido con la realidad, NO es una coincidencia.

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«Tan, tan, tan, tarara… Tan, tan, tan, tarará… Iba yo montado en el autobús, arrebusnao en mi silla, viendo la vida pasarrrr… por la ventaniiiiilla. Una gota de cristal… ¡Ohhhh, ma-má!, como anunciando la lluvia… Gritos de perros,  que infernal. Ohhhhh, mamááá.  Es la ciudad con su buya »… 

La canción de Óscar de León  suena fuertísima en el club de baile en el que me encuentro enfundada en un vestido corto/plisado  y con uno de mis pares de tacones de  de aguja preferidos. Después de pensarlo mucho, he aceptado  la propuesta de un chico que desde hace un rato no deja de lucirse en la pista. Además de saberse buen bailarín, pareciera que se siente un casanova.

“Déjame decirte que estás guapísima, realmente guapísima… ¿Hace mucho que estás en Francia?… ¿De vacaciones o por el trabajo? ¿Casada con un francés?… ¿Por qué elegiste la Francia para vivir? ¿Latina?… ¿Vamos a mi depa al final de la velada? ”…

Elías no pierde ni un segundo y lanza todas la frases una vez que logró sacarme a bailar. Estamos en un sitio ubicado en una de las calles de Montparnasse. La Pachanga, se llama el antro  en el que los amazonas del baile se dejan ver.

Elías ha comenzado con el “tu es trop belle” (estás guapísima) para después preguntarme si hace mucho que vivo en Francia o que si solo estoy de vacaciones en París… Cuando le confieso que soy latina, asegura que soy colombiana. Y que le doy un aire a Shakira. Siempre me habla en inglés. Fuera del repetitivo « tu es trooop belle”, no hay otra frase que Elías lance en francés ni en español.

(« Hasta que me sacóde mi ensimismación el aroma sensual de fina loción. Y es que a mi lado se vino a sentar una chica de pe-lo ma-rrón, eh!!! »).

“Mexicana”, digo orgullosa, en el momento en el que me toma del talle y me hace girar rápidamente. . “La chica del pelo marrón” es la pieza que bailamos.

Una vez que Elías ha confirmado que soy latina, vuelve al asecho. Me pregunta en qué parte de la Isla de Francia vivo. Cuando le respondo que es en Versailles se queda atónito. Me dice que debo venir de una familia de narcos o estar casada con un francés pudiente y moldeable para vivir en la colonia en la que vivo y poder salir sola a bailar.

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Un capricho disfrazado de amor: la belle et le petit jeune

« El amor es la emoción más compleja. Los seres humanos son imprevisibles. No hay lógica en sus emociones. Donde no hay lógica no hay pensamiento racional. Y donde no hay pensamiento racional puede haber mucho romance, pero mucho sufrimiento ». Woody Allen

Son las 23H30 y el fuerte viento de invierno parisino juega con mi vestido largo de color negro diseñado para dejar ver mi espalda desnuda. Trato de afianzarme al piso, pero mis tacones de aguja italianos le ayudan al viento a divertirse conmigo.

Acabo de llegar a una cena networking y Xavier (quien se propuso para llevarme a mi evento y luego pasar por mí) aprovecha ese viento a favor para tomarme fotos que salen a pedir de boca.

Una vez que finaliza la sesión espontánea, mi instinto me hace voltear a la derecha. Giro y me percato de la presencia de Roberto. Sus ojos tornasoles se han convertido en negros. Pareciera que quiere fulminarme con la mirada.

Tiene 23 años y ya ha experimentado su primera “¿decepción de amor?”. Ese « amor » que decía sentir se ha convertido en odio (según mi percepción)…. Pero, ¿cómo?

Todo comenzó hace un año y unos meses. Recién llegaba a la agencia (casi 09H40am) y en el pasillo me topé con ese francés con raíces portuguesas  (por parte de su madre) e impulsividad de español (herencia de su padre).

– Hola – fue lo que le dije al igual que al resto de mis colegas, mientras seguía recorriendo el pasillo con mis tacones de aguja, para llegar a mi puesto y comenzar a trabajar. Él, como buen heredero de la cultura iberoamericana, se levantó de su asiento para extenderme la mano y presentarse.

Su manera educada y esos ojos verdes-grises…. Esa sonrisa de niño y esa piel mate y su espontaneidad, también me sacaron una sonrisa. Su edad me hacía pensar en mi hermana la más pequeña.

Con timidez absoluta, pero con su habilidad hispano-francesa-portuguesa poco a poco se fue acercando a está latina. Sobre todo que se le daba bien eso de hablar y hablar y hablar… pese a que sus conversaciones carecían de contenido. 

Cuando no me hablaba para saludarme y chulearme a mí y mis outfits, era para mostrarme en su teléfono alguna página de restaurante latino que había hallado en Instagram, era para mostrarme que él también seguía las noticias de Shakira.

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Los amantes platónicos: encuentro tardío

«Justamente ahora, irrumpes en mi vida, con tu cuerpo exacto y ojos de asesina. Tarde como siempre, nos llega la fortuna. Tú ibas con él. Yo iba con ella.  Jugando a ser felices por desesperados. Por no aguardar los sueños. Por miedo a quedar solos»… Ricardo A. 

Dedicada a todos los que tienen una pasión carnal frustrada.

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Es casi media noche. Salgo de la estación de tren Rive Droite.  Estoy exhausta tras un día de trabajo, ejercicio intenso y una noche de charla-aperitivo en un bar ubicado en el corazón de París.

Pienso en los 700 metros que debo caminar aún para llegar a casa.  Xavier  está de nuevo de viaje de trabajo. Prometió que faltan sólo dos días para su regreso. “Y no más desplazamientos largos este año, mi vida”, dijo.

Pienso en esa y otras promesas, otras palabras y halagos de «mi amor tranquilo», (quien dice que trabaja mucho para consentir a su « muñeca Barbie mexicana ») pero la estampida de personas que sale al mismo tiempo que yo de la estación me saca de mi trance. Desciendo la rampa que me lleva a la calle principal (sigo entre toda la gente que se empuja para avanzar) y entonces veo a Philippe a lo lejos al lado de su FIAT rojo. Me “escanea” con su mirar azul y se pone su saco veraniego color arena. No porta cubre bocas, hace mucho que no lo usa. Está desenmascarado. Después de todo, la ciudad «no Gótica» no conoce el rostro de mi súper héroe. Nadie sabe que mi Batman solo ha revelado su identidad a esta mujer latina.

Camino hacia mi Batman con gracia y tan rápido como mis flamantes tacones de «aguja magnética» de 10 cm de altura DKNY me lo permiten.

– Mais dis donc, tu es très fort (no, bueno, pero que audacia la tuya). Te dije que tomaba esta línea de tren para llegar a casa pero nunca dije a qué hora y… Llego y aquí estás.

– Je savais vers quelle heure tu serais là pour marcher jusqu’à chez toi… et  en plus je t’ai reconnu toute suite dans la foule. Pas difficile de reconnaître un ange en talons d’aiguille.  Et en plus dans le train qui arrive en retard, en retard, tel comme tu es arrivée dans ma vie.  (Yo sabía más o menos a qué hora llegarías a la estación para después marchar hacia tu casa. Entonces, vine y… de repente ahí estabas; te distinguí en seguida entre la masa de gente. No fue difícil de reconocerte, destacas entre todos y te mueves como un ángel en tacones. Y… además fue fácil porque venías en el tren que llega siempre en retardo. Siempre tarde, tarde, en retardo, tal como llegaste a mi vida).

– Y además de ser un “ángel en tacones”, ¿cómo me distinguiste entre “la masa”?

– La elegancia, el exotismo, ese vestido estampado de tirantes escotado en la espalda que invita al paraíso- respondió.  – ¿Subes al auto? Eso te va a evitar caminar 700 metros. Es mejor, ¿no? – dice y abre la puerta derecha de su “nave” para que yo suba.

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Amazona del amor corriendo en pies desnudos… ¡la huída del infierno!

«Dulces son los frutos de la adversidad, que como un sapo feo y venenoso, portan sobre su cabeza una preciosa joya», William Shakespeare

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(Souvenir se hace unos años… Hay noches y sucesos que revolucionan vidas)…

Todo ha sido como una película. Un film en cámara rápida. No ha habido tiempo de detenerse. No ha habido tiempo de tirarse al drama. No ha habido tiempo de consumirse en llanto… El reloj avanza sin piedad y hay que avanzar a la par… A veces, hay que ganarle al reloj. Sí, hay que ganarle al tiempo.

“Cabeza fría, cabeza fría, cabeza fría, como siempre, cabeza fría, sinceridad, honestidad”, me dicen todos mis sentidos, quienes crean una capsula para encerrar a mi corazón junto con todas sus emociones. Mi corazón y mis emociones tienen que estar intactas, saludables.

Mi corazón debe estar a salvo, y mis emociones no deben mezclarse en mis asuntos en estos momentos, donde la impulsividad pura, la tristeza, la ansiedad o la cólera serían las peores compañías.

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