El candente Grey de E.L. James y el loco que supera la ficción

No soy ultra fan de 50 sombras de Grey. Admiro el éxito de E.L. James y confieso que pasé un momento muy divertido y agradable cuando en su momento, fui al cine con un galán para ver la historia que Universal Pictures llevó al cine.

Sin embargo, no me fanaticé. Pero por azares de la vida y el destino, convivo con muchos hombres y… De todos los que frecuento, ninguno se perdió la peli. Y ahora con el confinamiento a causa del COVID-19, esos hombres reviven las pelis de Grey en Netflix. #ploc

NINGUNO ha dejado de revivir las pelis… Y todos, ¡lo juro!, se emocionan cuando escuchan el soundtrack de la peli o ven que ya está la publicidad de “Grey”, el libro en el que cuenta el pasado de Christian. Oh my Dior!!!

Palllll, ¿alguna vez leíste los libros?”, fue lo que me dijo un galánazo que conozco, tras una junta de trabajo… Noooo, bueno. #fuertesdeclaraciones#lavidarealdelosfamosos

Debo confesar que además de este comentario, me da mucha risa escuchar a mis amigas, quienes también fueron a ver la peli con sus galanes, decir que después de ver el film, sus parejas se “transformaron en fans del señor Grey” y “jugando, jugando”, de repente querían ocupar el rol del atractivo y millonario neoyorkino. Ya sea emulando la famosa escena de las 10 nalgadas o la otra en la que Christian Grey venda los ojos de Anastacia, su «sumisa».

Sin embargo, el día de ayer quedé impactada cuando, mientras navegaba por la red y me tomaba un cóctel para relajarme de una semana pesada, leí en una de mis publicaciones femeninas favoritas, Cosmopolitan en español, que el señor Grey realmente existe, vive en Milán y fue sentenciado a 14 años de prisión por haber lastimado a su víctima (y a los ex novios de ésta).

Entre todas sus ‘gracias’, le marcó la cara a ella con un bisturí para demostrar que le pertenecía.

“¡Qué fuerte!”, le dije a una amiga mientras le mostraba el artículo, en el que leímos juntas la historia del ‘señor Grey’ de carne y hueso y vimos algunas fotos de él y su «sumisa», Martina Levato, una estudiante de 20 años a la que conoció hace dos en un bar latino de Italia.

Alexander Boettcher es el nombre de este criminal. El chico de ahora 36 años, quien tiene un cuerpo escultural –como el mismísimo Christian Grey- viene de una familia millonaria del lado de su madre y fue abandonado por su padre, un médico alemán, a la edad de 14 años.

Es en la casa de su mamá, donde, según la fuente referida, tiene un cuarto lleno de artefactos de sadomasoquismo que usaba con sus amantes en turno para convertir en realidad sus excéntricas fantasías.

Y es que el joven millonario está casado con una modelo croata, Gorana Bulog. Sin embargo, la infidelidad no tiene plaza en este tema. Aquí lo más grave fue lo que Alexander le hizo a Martina (y lo que ella hizo para complacerlo), a quien sus amigos y familiares definen como “una chica estudiosa, linda e inteligentehasta que conoció a Alexander”, según la publicación citada.

Les cuento: Alexander, logró manipular de tal forma a Levato que hacía que ella le llamara “The King” y cometiera actos que solo podríamos ver en una película de terror… Y no me refiero a los tríos y orgías que tenía la pareja con mujeres que él elegía, sino a actos realmente dignos de enfermos mentales.

La idea más grotesca del italiano fue pedirle a su esclava sexual que se liberara de su pasado y se purificara. Para lograrlo, Alexander dijo que la única opción era desfigurar los rostros de sus ex novios con ácido.

Pedro Barbini, un ex con el que Martina mantenía contacto por motivos amistosos, fue una de las víctimas. Según la publicación francesa public.fr, la pareja engañó a Barbini con una entrega falsa de un paquete . Fue la misma Martina quien le lanzó el acido en la cara a su ex novio, quien quedó desfigurado de por vida.

“Yo quería hacer cualquier cosa, así fuese demoniaca , con tal de probar a Alexander que yo lo amaba”, fue lo que según public.fr, declaró la joven quien también fue condenada a 14 años de prisión y tiene un bebé de pocos meses, producto de su relación con el señor Grey italiano.

El pequeño quedará en manos del Estado italiano, y según la juez que lleva el caso, “lo mejor para este niño sería nunca saber quiénes son sus verdaderos padres”…

Toda esta historia me ha dejado impactada. Si hacemos una comparación entre Alexander Boettcher y el personaje creado por E.L. James, sin duda que el señor Grey ficticio es lo que yo llamo ‘una pera en dulce’. Una ternura.

Sinceramente, confieso y juro por mi colección de tacones que fuera de la historia de Alexander Boettcher, como mujer adulta, me causa curiosidad probar alguna escena de la peli.Aunque, sinceramente, acabaría muerta de risa y repitiendo la escena una y otra y otra vez, y… Por ende, desesperando al galán, quien en vez de sentirse Grey, se sentiría como un personaje de comic. Ploc! Así que en vez de pensar en antifaces, látigos y escenas que degenerarían en chiste, ¿o qué tal si en tragedia como lo que pasó con el italiano? (Dior! Me libre), mejor invierto en un par de bonitos tacones de aguja. ¿Qué piensan? ¡Besos y cerezas! Muack.

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