Browsing Category Confesiones en tacones

La niña de fuego… en realidad era de cristal

No más terrazas para echar el drink, ¿museos? Tampoco… ¿Salas de cine? Ni soñando. Ni siquiera las salitas de sillones rojos e incómodos con pantallitas retros de las que me quejaba tanto… ¡No, señores!… El Covid-19 ha puesto on hold a la vida cultural y social.

Ahora el bar es en casa, las recetas del sitio Marmiton, el Termomix, la bendición de Dior y mi sazón han sustituido a mis chefs favoritos de los restaurantes franceses en los que me deleitaba los fines de semana…

Ver una peli en casa se ha vuelto una actividad tan cotidiana que en un momento dado se convierte en una acción más agria que beber un jugo de toronja por la mañana… Las salidas entre amigos se han ido por el retrete. La incertidumbre se ríe de todos y se frota las manos… Debemos permanecer en casa. En casa. En casa para cuidarnos del virus. El orgasmo del día, señores,  es salir a la oficina. El único sitio en el que se puede socializar un poco en París, la ciudad más bella del mundo, la ciudad que actualmente deprime y llora la ausencia de mundo.

Sin embargo, los que aún tenemos capacidad de asombro, los que queremos vivir pese al Covid, seguimos haciendo de París una ciudad mágica. Seguimos honrando a la vida consintiéndola con ideas que también son mágicas.

Transformamos la casa en bar (los viernes por la noche suelo vestirme como para una cita e improviso el bar en casa, o el restaurante… a veces hasta en teatro… ),  en  cabaret, en gimnasio, en ¡cine! Sí, en cine…

Hace unos días transformamos precisamente uns parte de la casa en sala de cine de arte… No es difícil hacerlo en un gran apartamento estilo haussmanniano que tiene rinconcitos que parecen escenarios de película de Pedro Almódovar…. Fue el cuarto de planchado llamado también «el cuarto de Linda” (la señora  portuguesa que viene cada miércoles a hacer el quehacer y planchar a la casa) el que se convirtió en una sala de cine. Asientos incómodos en color rojo, pantalla retro, olor a recuerdos… Palomitas de olla y sodas en lata era lo que ofertaba la modesta dulcería que improvisamos en la chimenea del “cuarto de Linda”.

Aunque pudiese parecer extraño, el sitio me volvió loquita. La emoción y el asombro recorrieron todo mi ser. Me sentía atrapada en el pasado.

El olor a palomitas me hicieron recordar mi niñez, cuando Mi Papá me llevaba al cine y yo siempre me quedaba dormida o lloraba porque me aburría (cuando no tiraba todas las palomitas para después llorar con el objetivo de obtener otro paquete).

Sin embargo, aquel escenario viejo, semi vacío y con olor a ropa limpia perdió el protagonismo cuando las luces se apagaron. Los 10 minutos de publicidad pasaron y el filme comenzó. “La niña de fuego”, una película española de Carlos Vermut era la oferta que acudí a ver esa noche de martes.Ver la aquel drama al que Pedro Almodóvar describió como “La revelación española del siglo”y que fue aclamada en el último festival de Cannes, me emocionaba más que mis botas con punta de “ojo de pescado” en color rojo  Calvin Klein que portaba esa noche (y que causaron sensación y envidia de las mujeres que se toparon conmigo en Boulevard Haussmann).

Bien. No voy a contarles toooodala trama esta deliciosa película que se estrenó en 2014 en su país de origen y que en 2016 formó parte del festival de cine de arte extranjero en Francia. Sin embargo, para nos ser egoísta, voy a darles una probadita.

Luis (Luis Bermejo) es un profesor de literatura (culto, con muchos principios y una educación envidiable). Luis está desempleado y ha cambiado el traje de profesor respetable y pulcro por bermudas, huaraches y barba descuidada.

Su hija de 12 años, Alicia (Lucía Pollán) tiene cáncer terminal. El sueño de la pequeña es tener el vestido oficial (de diseñador) y la varita mágica (también de diseñador) de la serie japonesa de dibujos animados «Mágical Girl Yukiko”. El elevado precio de ambos accesorios (27 mil euros) llevaría a Luis a hacer cosas inimaginables por cumplir el deseo de su pequeña.

Cuando el catedrático está a punto de robar una joyería; por azares del destino conoce a Bárbara (Barbara Leni), una mujer realmente hermosa, blanca y de larga cabellera, imponente, de mirada penetrante, caminar elegante (digno de una pantera negra) y cuerpo de diosa.

Continue Reading
0 Comments

‘Doctor, tómese un café conmigo’… Cuando me enamoré de Iron Man con bata blanca

Louise Lane se enamoró del sexy y aguerrido Superman… Mary Jean cayó redondita en las redes de Spiderman… Gatúbela, pese a sus reflejos felinos y gran intelecto, adoraba al depresivo, loco, raro e intrigante Batman… Vesper y las otras chicas Bond se derretían por el dinámico James… Y así… cada superhéroe tiene su eterna enamorada.

Bellas mujeres que, pese a su independencia, autonomía, poderes femeninos, sexto sentido y demás… tienen un punto en común que las vuelve vulnerables ante sus adorados hombres: todas ellas ven en sus respectivos terroncitos de azúcar a un héroe que les salvó la vida. A ese ser que les llegó a salvar la piel en una o más ocasiones. Ese hombre viril y protector para lo que nada es imposible. Ese modelo «ideal». Y además, esas onditas del misterio, la química y las feromonas, juegan un papel realmente importante a la hora de la idealización, la cual no es propiedad exclusiva de cómics o películas de Marvel.

No, queridos. En la vida real existen muchas historias en las que se vive el efecto del «charming» del Superhéroe sobre la bella y guapa chica. ¡Les juro! Ésta no tiene que ser la típica protagonista de telenovela mexicana o venezolana… ¡En serio! Las mujeres profesionistas y profesionales que formamos parte de la vida activa, nos lucimos en tacones por la calle y nos sentimos poderosas al sacar los billetes (o la Amex… American Express… #toing!) para pagar ese fabuloso par de zapatos o esa cena entre amigas… Nosotras, quienes presumimos independencia y criticamos a las princesas de Disney (en mi caso no, al contrario, Disney y las princesas de sus cuentos me acompañaron durante mi niñez, y no me da vergüenza decirlo), nosotras, quienes conducimos solas en ciudades de alto riesgo, quienes reclamamos equidad y un largo etcétera… En fin, nosotras… Caemos, señoritas. Les juro… Caemos. Al menos, una vez… O un par de veces (hay quienes han caído decenas de veces), hemos caído, en las manos de un superhéroe, quien se convierte en nuestro ídolo, nuestro salvador y hasta amor platónico…

Sí. Lo confieso. A mí me pasó. Yo tuve un superhéroe y un enamoramiento y hasta idolatría  que duró algunas semanas… ¿Quién era mi superhéroe? El doctor que me extirpó el apéndice… #ploc Aunque no lo crean… El doctor que me operó del apéndice se convirtió en mi superhéroe… Ya era un súper héroe… Y eso que no existía aún el Covid-19. Aquí les cuento la historia:

Era el año 2013, enero justititoto…  Yo estaba en la ciudad de México, tranquila (bueno, con la adrenalina y la chispa que siempre me acompañan), trabajando. En ese tiempo trabajaba para la sociedad Yahoo! en Español, como editora en jefa de la sección de moda y editora de soft news (actualmente, sigo escribiendo para Expansión con quienes fueron mis colégas de Yahoo!, desde Francia…  Me encanta. Sorry, no podía dejar de hacer mención).

Bueno, pues era justo la mañana de la segunda semana de enero, chic@s.  Muy, muy temprano. Y yo, enfundada en un vestido muy ejecutivo en color borgogne,  con escote de infarto y tacones en color borgogne con filos dorados… Y agarrándome del chongo con una mujer en Starbucks (donde pasaba de vez en cuando por mi capuccino pecador antes de ir a la oficina)… ¿El motivo? La persona había tratado de meter la mano en mi bolso… En fin… Le dije unas cuantas cosas a la mujer, tomé mi café que ya estaba listo (y adicionado con vainilla… Yomiii) y seguí mi camino… Al salir de Starbucks y dirigirme caminando a la oficina, la cual quedaba a 4 calles de la cafetería… Comencé a sentir un dolor en el estómago que no era TE-RRI-BLE, sino lo que le sigue. Y no era precisamente el estómago, sino casi al final de lado derecho… Apenas di el primer sorbo a mi café y ¡no bueeenooo! Parecía que me habían dado un golpe con un resorte… Empecé a transpirar en frío… ¡Horrible, chic@s! Así, cañón.

Continue Reading
0 Comments

El hombre que usaba calzones guindas

Cuando somos adolescentes hacemos cosas realmente locas y divertidas. Más si creemos estar enamoradas. ¿Quién no llegó a marcar el número de su amor platónico solo para escuchar la voz y después colgar? ¿Quién no ha marcado a algún locutor de radio para pedir y dedicar una canción a ese galán al que no se atreve a decirle que le gusta? ¿Quién no envió una carta de amor anónima en su adolescencia?» La chica que nunca lo hizo durante su etapa de secundaria y bachillerato, que aviente la primera cartera.

Esta señorita entaconada no es la excepción. Les confieso que yo también llegué a hacer bromas telefónicas, dedicar canciones de amor (sin la necesidad de un locutor de por medio), a enviar cartas anónimas y hasta regalos sexies. #quéfuerte! Y no para un amor platónico. ¡Y no lo hice sola! No, no.  Lo hice con una de mis mejores amigas, a quien llamaré Sandra. Y no. No éramos adolescentes, ambas ya teníamos 23 añitos, una carrera profesional terminada, un trabajo y cuentas por pagar. Pero, al fin mujeres locas con almas de niñas… #quépapelón!

Continue Reading
0 Comments

Noche de tríos sexuales, música, alcohol y… el chico de la faja reductiva (aïe)

“¿Un trío?… Pfff… Es el sueño de todo hombre”… “Ay, claroooo, yo ya lo hice con dos nenas y la verdad es una experiencia muy, muy rifada”… “Yo lo hice con dos chicos y la verdad no me gustó, pues lo que comenzó como una idea muy hot,terminó como una escena gay… Yo respeto, pero me sentí desplazada cuando vi que los dos tipos con los que me metí comenzaban a besarse y a tocarse”… “Yo no voy a presumir lo que no. Nunca he tenido un trío sexual”… “Yo sí me he acostado con dos mujeres al mismo tiempo y hasta a fiestas de intercambio he acudido. Yo, open mind,open mind”… “No, yo no le entro, ¿qué tal si me cacha mi esposa? ¿Y pa’ qué quieres? ¿Luego dónde duermo?  ¿E irme con la ropa sin planchar al trabajo? Ni madres, mejor hago el amor a la antigüita, solo con mi pareja”… “Ay, yo sí he participado dos veces en un trío. La verdad es una sensación sú-perrrr!!! Te sientes como esos actores que aparecen en las películas fogosas de Golden Choice. Obvio que nunca lo haría con la mujer que elija como futura esposa”.

“Fiesta para más de dos: ¿podrías hacer un trío, intercambio o tener una pareja abierta?”fue el título de un artículo que se hallaba en una de mis revistas favoritas (Cosmopolitan España) lo que detonó tantas frases subidas de tono. Y es que justo cuando comenzaba a leer el artículo, me hallaba en el comedor del trabajo con mis colegas.

Bastó que uno de ellos leyera el título en voz alta –y el primer párrafo del artículo- para que una calurosa discusión acompañada de chistes, risas, bromas y #fuertesdeclaraciones comenzaran a inundar el ambiente de ese sitio en el que consultantes, directivos, managers y periodistas como esta señorita 😉 ,  se dan cita para echar el cafecito, comer o simplemente echar el chisme.

La charla fue interrumpida cuando una colega llamada Nuria entró al comedor convertida hecha un mar de lágrimas. ¿El motivo? Su galán le había pedido el divorcio… De un golpe, el tema de los tríos se terminó. Ploc! Unos cuantos comenzaron a consolar a la chica con consejos, otros se dedicaron a escuchar su triste historia y el resto volvimos a nuestros sitios de trabajo, pues había que preparar un “dossier” muy importante que estamos a días de entregar.

Entre el trabajo, la historia de Nuria y pendientes de la universidad, olvidé el tema. Sin embargo, en la noche, cuando me hallaba en el vestidor del gym para cambiar mi outfit urbano-chic por el de deportista y ponerme a tono con una buena rutina de cardio y pesas, mi iPhone comenzó a sonar. Se trataba de mi amiga Anel, una productora de TV portuguesa que trabaja con nosotros.

“Pal, me quedé con tu revista”, me dijo en francés, con su acento portugués.

“Ah, oui”, le dije.

“¿Tú has tenido alguna vez un trío? ¿O has participado en una orgía?”, fue la frase que disparó sin reparo mi amiga portuguesa.

“Nooooo. Obvio no”, respondí con voz firme y después empecé a carcajearme. Anel no comprendió nada. También rió y después de decirme que me entregaría mi revista en cuanto nos viéramos y desearme una linda noche, se despidió de mí”.

He de confesar que cuando le respondí a Anel me moría de la vergüenza y de ganas de reír. De hecho me dio un ataque de risa cuando colgué el teléfono y me quedé cerca de 10 minutos (es en serio) en los vestidores del gym hasta que se me pasó la risa. Y es que después de ver el título de la revista Cosmopolitan España, después de toda la discusión que dicho tituló detonó y después de la pregunta de Anel, recordé una anécdota que es digna de confesión. Así es, chic@s… Confieso que en una ocasión viví de cerca un trío sexual y casi acabo involucrada… Pero… Afortunadamente me salvé. 

Continue Reading
0 Comments

El viejito de alma negra y su fiesta Swinger… #ploc

“Y un viejo me invita, ‘chica ven a verme’… Y le digo no me caen los viejos raaaabos verdes”…¿Quién no recuerda la canción de Selena? Sí, ‘El chico del apartamento 512’. Sí, chicos. Esa rolita en la que la desaparecida artista contaba que estaba enamoradísima de su vecino, y en la que también cuenta de otros vecinos que la seguían por el edificio, entre ellos, un viejito verde.

¡Ay!, esos viejitos verdes. Digooo, no es por tirarles mala onda, pero… De que los hay, ¡los hay! ¿Si o no que sí? No sé ustedes, pero a mí me han tocado dos que tres señores ya grandes con mentalidad de adolescente que tratan de conquistar chicas… Y bueno… En ocasiones, sus almas no son de adolescentes.  Sino que tienen un alma más negra que mis botas nuevas de rock star.

Confieso que hace unos años –hace seis años para ser exacta- me tocó conocer a uno, al cual al día de hoy, mis amigos cercanos y yo lo recordamos como “El viejito de alma negra”.¡Qué papelón! Pero, chicos, creo que la historia del “viejito de alma negra” merece ser contada, pues fue realmente un episodio fuerte, de terror, embarazoso, ¡de miedo! Pero a la vez (ahora que lo recuerdo) chusco y divertido.

Bien, les cuento:

Hace unos años, además de mi trabajo como periodista en un afamado diario, trabajada como free lance –lo cual nunca he dejado de hacer, me encanta- para una que otra revista de soft news y para una pequeña, pero muy profesional agencia de fotografía publicitaría especializada en temas de moda.

En esa pequeñita y mona agencia de publi también trabajaba como free lance un fotógrafo muy famoso y al cual mi directora creativa de ese entonces, llamaba en ocasiones para que me acompañara a algún evento o coctel, pues la agencia tenía su sitio de Internet en el que se publicaban pequeños artículos sobre el trabajo que se realizaba en la agencia, así como las reuniones y fiestas a las que acudíamos los redactores creativos y diseñadores. También llegábamos a hacer reportajes sobre temas específicos, pues uno de los proyectos que la dueña tenía a futuro era el de crear una revista.

Bien, pues la función del fotógrafo, a quien llamaré “Rolando” era la de tomar las mejores fotos para acompañar mis artículos para el sitio de la agencia.

Puedo decir que Rolando era (y es) un fotógrafo de lujo. Sus excelentes fotos y exposiciones le han dado una fama a escala internacional. Premios, nombramientos, autobiografías, publicadas, todo eso tenía Rolando.Les juro. Y es que realmente es una persona muy reconocida por su talento y trayectoria.

El día que lo conocí me cayó sueperbien. Tan amable, educado, ‘indefenso’… Era como un abuelo de cuento de hadas. Sí, de esos señores tiernos que cuentan historias a sus nietos a la hora de ir a la cama. No, no, no. Un pan de Dior! 

Continue Reading
0 Comments

Amores platónicos… amores eternos

“Todo el día solamente pienso en él, y segura estoy que ya lo ha de saber… Mis amigas juran que esto no es normal, que es un sueño lejos de la realidad. Ando en otro mundo no tengo coco ni para estudiar… Es cuestión de tiempo, ¡yo se que un día tú mío serás!”…

Aunque lo parece, no se trata de una declaración de amor… Buenooo, casi… Es una canción. “Corazón” es el título. #laniñacursi Si reconocen la letra es porque conocieron a la cantante mexicana Lynda. Una chica espigada, de cabellos largos  y voz lindísima que arrasaba con su fama y su música cuando yo era adolescente y comenzaba el bachillerato.

La Pal de ese entonces no usaba tacones de 12 centímetros de altura. Mucho menos tacones de Animal Print. Más bien usaba Convers… Tampoco se alaciaba el cabello. ¡No! Tampoco pesaba 48 kilos. Más bien era llenita, llenita y nunca faltaba a sus clases. Era una alumna ejemplar y se traumaba si no sacaba 10 en alguna materia.

Sí. Perfeccionista con la escuela (y hay cosas que conservo. ¡Muchas! Me sigo traumando cuando algo no me sale bien. Creo que soy muy exigente conmigo misma) y ¡supertímida! Oh my Dior! #fuertesdeclaraciones

Tan, pero tan tímida que solo tenía dos amigas: Daysi y Anahí. Ambas superdelgadas y blancas, blancas, como la leche.

Daysi, Anahí y yo éramos inseparables. Desde el primer día de clases, comencé a hablar con ellas y ambas se volvieron mis amigas entrañables (aún guardo contacto con ambas y las quiero muchísimo, pese a que cada una de nosotras vive en un país diferente y no hablemos diario).

Aunque también eran tímidas, mis dos amigas hablaban un poquito más con el resto de nuestro grupo de primer semestre de bachillerato. Digo, ellas se saludaban con algunas personas (eso ya era ganancia porque yo… ni eso. ¡Les juroooo! ¡Yo era tan tímida que no me atrevía a saludar a nadie aparte de Daysi y Anahí… OK, sí, a los profesores. Esos sí, todos me conocían. Ploc!).

Pues esta chaparrita de 1.62 m y 48 kilos… ¡No! En serio. Yo no hablaba con nadie, aparte de los profesores, Daysi y Anahí… Ellas eran mis confidentes, mis consejeras, mis compañeras. Mi confianza la depositaba en ellas. Les contaba todo. Ellas fueron (claro) las primeras en saber que yo me moría por un chico de sexto semestre, a quién llamaré ‘Arturo Torres’.

Bueno, pues Arturo Torres era lo contrario a Paloma López. Alto, delgado, malísimo estudiante (muy inteligente, pero la escuela le valía), jugador de futbol americano y sociable. Sí. Arturo Torres siempre estaba rodeado de amigas y amigos. Se vestía súper chic (para mi gusto) y usaba el cabello largo. ¡Cuando lo vi por primera vez me volví loquita!

“No es tan guapo, pero tiene un no sé qué”, fue lo que les dije a mis amigas la primera vez que me atreví a señalárselos y a confesarles que me gustaba alguien de la escuela.

“No es tan guapo, pero tiene un no-sé-qué. Y me pongo roja si me llega a ver… Siempre me aparezco por casualidad donde me diga que tú vas a estar”, comenzó a cantar mi amiga Daysi.

  • ¡Cierto! Es arase está en una estrofa de la canción de Lynda- dije mientras sentía como se teñían de rojo mis mejillas.

“¡Ay, ya, Paloma, vamos a hablarle!”, era lo que siempre me decía mi amiga Daysi, la menos tímida de todas, cada que veíamos a quien desde ese día le pusimos como sobre nombre “el guapo”.

Y es que desde el día de mi confesión, Ni mis amigas ni yo dejamos de seguirlo con la mirada. Cada que teníamos un descanso entre clases nos íbamos a parar al patio, justo frente a la jardinera en al que él y sus amigos se la pasaba casi toooda la tarde. ¡Diario! #balconazo #sinperdóndeDior

Era ya un ritual. Así. Les juro. Hora de break y “vamos a ver al guapo” era la frase que si no salía de la boca de Ana, salía de la de Day o de la mía.

Continue Reading
0 Comments

Como adolescentes

“Un día me dijeron que la felicidad es no querer moverse de dónde uno está. Si eso es verdad, aquél fue el día más feliz de mi vida”…

No sé qué es lo que ustedes piensen acerca de esta frase, chic@s, la cuál pertenece a Violetta, la protagonista de la novela Diablo Guardián, de Xavier Velasco (mi libro favorito,  y a mi juicio, el mejor del autor mexicano).

Por si no han leído el libro, Violetta es uno de los personajes más audaces y cínicos que pudo haber existido. Como ella misma lo dice, a mujeres como ella no las conoces, las contraes”… Y es que Violetta es única, original, mágica. En ocasiones, puede ser egoísta, pero es uno de los personajes que más admiro. ¿Por qué? Por audaz, inteligente, arriesgada, aventurera, divertida. Por su alma y cara de niña… Físico de veinteañera, sensualidad de treintañera…

Continue Reading
0 Comments

El sentimiento más interesado del mundo

“El amor es el sentimiento más interesado del mundo”. Fue lo que dijo una colega de trabajo muy querida para culminar una conversación que sostuvimos esta ayer por la mañana durante nuestro coffee-break.

Mientras caminábamos en silencio a nuestros respectivos lugares me quedé pensando en su reflexión.

Pesados documentos y la petición de un nuevo proyecto laboral me hicieron olvidarme de la frase de mi amiga por un rato.

Sin embargo, no niego que ayer por la noche, mientras me ejercitaba en la alberca del gym al que acudo, y luego, mientras cenaba, seguí pensando en ese sentimiento al que ella llamó el más interesado: el amor.

Y es que me puse a pensar chic@s y en cierta parte… es verdad. ¿O no lo es?

Continue Reading
0 Comments

¡El día que me convertí en teibolera!

¡Lo recuerdo y no lo puedo creer! ¡De verdad que no lo puedo creer! Fue una experiencia fuera de serie. Divertida, peligrosa y… para ser sincera: ¡muy excitante y emocionante! Sí, confieso que una vez busqué trabajo como teibolera y ¡me contrataron!

Era julio de 2006. La hostilidad y la tristeza se dejaban sentir en las calles de Reforma. Las marchas que denunciaban un presunto fraude electoral y que apoyaban a un “Presidente legítimo”, Andrés Manuel López Obrador (y repudiaban al Presidente electo en aquel entonces, Felipe Calderón) eran el espectáculo que ofertaba casi a diario Paseo de la Reforma y otras calles principales de la ciudad de México (y de todo el país).

¿Yo? Acababa de terminar la carrera de Ciencias de la Comunicación y hacía meses que había terminado mis prácticas en el diario Excélsior como reportera de espectáculos.

Continue Reading
0 Comments

Aguas con las falsas amigas… ¡las amigas alcantarilla!

“Dicen que nada es para siempre, que los sueños cambian y que las tendencias van y vienen, pero la amistad nunca pasa de moda”. Sin duda, la frase de una de mis divas favoritas, Carrie Bradshaw es muy cierta. Y es que, ¿quién no ama tener un par de amigas con las que pueda contar para todo? Bueno, bueno, Carrie Bradshaw tenía tres. Charlotte, Samantha y Miranda.

Durante las seis temporadas de una de mis series favoritas, tanto Carrie como sus amigas nos mostraron que tenían aciertos, errores, como toooodooo ser humano. Y es que pese a los miles de pares de zapatos de diseñador y la cantidad grosera de cocteles que se bebía la protagonista, esta serie no nos muestra una mujer perfecta e ideal. A mi parecer, es un claro retrato de los típicos tópicos que definen a la mujer treintañera. Desde el campo profesional y económico, hasta el sentimental. Y por supuesto, el de la amistad. Y es que, si nos centramos en la amistad, nuestra querida Carrie tenía tres amigas ¡de infarto!

Continue Reading
0 Comments