Experiencia con Polène: cuando la amabilidad es un lujo

Ser una mujer auténtica y una verdadera amazona de productos auténticos no es fácil. Y si a esto le sumamos ser una latina, una mexicana que vive en París, todo se complica aún más. Y es que confieso que cuando se trata de elegir una prenda, un bolso, un alhaja… es más, lo que sea, siempre me gusta elegir objetos y prendas originales y genuinas que afirmen mi personalidad.

Es por ello que cuando vi la boutique de bolsos de mano y marroquinería de la marca francesa Polène, quedé seducida por dos de sus bolsos icónicos. Además de que el marketing de la marca está fuertísimo: un sitio Web limpio digno de los productos de diseño minimalista creados en irresistible cuero, redes sociales con fotos y textos impecables, identidad de la marca… yo quedé ¡wow!

“Le savoir faire au service de la créativité”, es el slogan que puede leerse en la cabeza del hermoso sitio Web en el que se pueden apreciar los bolsos en todos los colores gracias a las fotos de gran calidad y las vistas a 360 grados.

Además, bellas modelos de distintas nacionalidades vestidas de forma fresca y elegante luciendo las piezas de la marca con diseños concebidos gracias a la mano de obra española. Realmente una estrategia de marketing muy bien lograda, tanto que, como ya les dije, terminó por cautivarme justo cuando yo buscaba precisamente un modelo de bolso que cambiara un poco de mis Long Champ, Vuitton o Coach que tengo en casa.

“Esto es lo que quiero”, le dije fascinada a una amiga con quien fui a la tienda ubicada en el barrio del Marais en el 75004 de París el mes pasado.

El modelo Numéro Dix lisse en color negro fue del que enamoré. Un bolso de mano compacto 100% piel con un asa hermosa. Acabado refinado e, insisto, producto minimalista.

Desde ese día, la bolsa no salía de mi mente: además ya estaba invadida de publicidad en las redes (la labor de las cookies) y la música de la boutique sonaba en mi cabeza más que el último álbum de Shakira. No tardé en mencionarle a Maru (esposa de mi papá) quien validó la marca y… Una semana después el bolso ya estaba pedido.

“Convencido de la elegancia atemporal y de la autenticidad de las formas refinadas, Polène crea modelos que combinan minimalismo y carácter. La búsqueda de materiales de alta calidad y la elección de la fabricación artesanal forman parte de este enfoque de sostenibilidad”, era el texto que acompañaba la sección en la que se presentaba el bolso que acababa de adquirir.

Tras una semana de espera, recibí mi objeto del deseo. Además de haber pagado 470 € por un bolso que no es una marca de nicho, pero que presume de ser de calidad y que promete posicionarse entre las marcas francesas de lujo, fueron 9€ los que se pagaron por el envío (la marca usa las famosas guías de DHL). Para no hacerles el cuento largo, el día que abrí el paquete de mi bolso con la finalidad de estrenarlo para un día de trabajo y after work, la sorpresa fue sumamente desagradable. Mi bolso estaba rayado de la parte de atrás y además tenía la marca de un golpe (posiblemente había sido al momento de empaquetarlo, no lo sé). Me decidí a tomar una foto rápidamente y a enviar un mail a servicio a clientes, pero se me hacía tarde para ir al job.

“Dame el bolso y voy por ti a tu trabajo esta tarde, te lo llevo y lo cambiaremos directo en la boutique. Será más fácil, pues con las fotos vas a tener que regresarlo, te van a hacer el reembolso y después tendrás que comprarlo de nuevo y… si lo pides vía Internet, corres el riesgo de hallarte con otra sorpresa desagradable”, me dijo Xav, quien lejos de criticar la marca como lo habría hecho un novato y desconocedor de la moda, se ofreció a ayudarme a buscar una solución.

“OK”, dije contenta de ver a Xavier tan involucrado en el asunto.

Durante mi pausa de trabajo, llamé a la boutique para no dejar cabos sueltos. ¿El servicio clientes? Mucho que desear. Para comenzar fue durante mi llamada que me di cuenta que en mi espacio cliente no se hallaba la factura de mi bolso. Tampoco en mi buzón de correo electrónico.

“Con el número de pedido es suficiente”, me dijo el hombre que me atendió (y quien ni siquiera quiso dar su nombre).

El hombre me confirmó lo que había leído minutos antes en la política de cambios y devoluciones. Había dos opciones: reenviar el producto (con los gatos de envío a mi cuenta) y esperar el reembolso para volverloa  comprar. O… “ir a la boutique y cambiarlo, lo cual sería más fácil”, dijo el hombre que tenía en línea.

Esa tarde de viernes, después del trabajo, Xavier y yo acudimos al 14 rue Sainte-Croix de la Bretonnerie, 75004 París, donde se hallaba la sucursal de Polène que según el agente comercial que respondió a mi llamado, se hallaba el modelo que quería cambiar.

La música lounge, un par de influencers afuera de la tienda tomándose fotos mientras sostenían sus bolsas de compra en mano, nos anunciaba que habíamos llegado al sitio soñado.

 

Sin perder tiempo, una de las tres chicas de la recepción nos preguntó qué necesitábamos.

– Aquí la señorita compró un bolso de mano y está maltratado- se apresuró a decir Xavier mientras mostraba mi bolso e indicaba con el dedo índice derecho los defectos.

-Ah, oui, je vois (ya veo) – dijo la vendedora sin ninguna vergüenza – ¿quiere devolverla o cambiarla, Madame – continuó sin si quiera mirar a Xavier.

-Deseo cambiarla, me encanta el modelo y quiero la misma – dije mientras acomodaba el cinturón de mi trench Sandro plisado color arena.

-OK- no puedo hacer el cambio directo. Tiene que devolverla, yo le haré el reembolso, mismo que va a tardar “ o días hábiles  y si quiere el mismo modelo, usted tiene que volverlo a comprar.

-¿Cómo? – dijimos Xavier y yo al unísono.

– Es la regla, son políticas – dijo la vendedora, quien en ningún momento se disculpó por el estado en que yo había recibido mi bolso.

¿Y qué creen que hice, chicos? Devolví el bolso y lo volví a comprar. Para esto, ninguna factura fue emitida. La vendedora me envió un nuevo número de pedido vía mail.

 

-¿Y la factura? – preguntamos Xav y yo, nuevamente al unísono.

-No se preocupen, con el ticket y el número de pedido basta. No tenemos facturas, – dijo la vendedora, quien no hacía honor a la marca de bolsos quien presume de ser refinados.

Screenshot

 

Al parecer la vendedora se pasó por el Arco del Triunfo la historia de los bolsos, los diseños, el saber hacer, el marketing, el ponerse la camiseta de la marca por la que trabaja. Realmente escandaloso para una firma que quiere expandirse y que ya se muestra en tres de los barrios más chics de París.

***

 

No niego que salí súper contenta con mi nuevo bolso perfecto, minimalista  y de un olor a cuero legítimo. Sin embargo, mi experiencia como clienta fue francamente agridulce, lo que Xavier trató de recompensar durante la velada con una invitación a un bar a cócteles cerca de Bastilla: Moonshiner es el nombre del sitio donde cada barman lucía súper elegante  con outfits de los años 30’s y un servicio que endulzó aquel viernes 19 de abril en el que aprendimos que la amabilidad es un lujo en maison Polène, pero no en el genuino bar parisino.

Aquel viernes volví a confirmar también que contar con personas como Xavier, es una experiencia de lujo que no toda mujer puede tener, solo yo: su “mexicana de lujo”.

Y ustedes, chicas. ¿Han tenido una mala experiencia como clientes con los embajadores de alguna marca que les encanta? ¡Cuéntenme! ¡Besos y cerezas! Muack!!! 🍒

@palomalopez.life

No dejes de leer :

Amazona del amor corriendo a pies desnudos… ¡la huída del infierno! 

Noche de salsa, ligue, clichés y tonterías 

Un hombre sin filtros

0 Comments
Previous Post
Mon George de moi.
Next Post